¿Empatía o compasión?
¡Hola!, bienvenido a la investigación social: “Solo por curiosidad”.
Si ya has paseado por la web, redes sociales, o has escuchado alguno de los episodios del podcast, seguro te habrás dado cuenta de que entre las muchas cosas que busco, una de las principales es demostrar que la palabra compasión tiene una carga social, lejana de lo que, hasta ahora, nos han vendido: Compasión es igual a víctima.
He llegado al punto de plantearme que debo escribirle a la RAE, por eso de que ellos definen la compasión: “sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien”.
¿Resulta que el asunto de la compasión solo tiene que ver con el dolor, el mal y la tragedia? Yo no lo creo.
Yo tengo la idea de que la compasión, no tiene que ver con lástima. Todo lo contrario. Una sociedad compasiva siente las emociones de otros y acciona para generar un aprendizaje o una solución.
Te estarás preguntando… ¿Eso no es empatía? La empatía se define como ponerse en los zapatos de alguien más. Sentir su dolor y comprender por lo que está pasando.
La compasión y la empatía se diferencian en la acción. Una persona compasiva ejecuta acciones para dar solución a las circunstancias que se presentan. Una persona empática comprende y es capaz de ver el contexto sin jugar.
La empatía es la capacidad de “compartir” los sentimientos de los demás, mientras que la compasión es la capacidad de cooperar con ellos. ⠀
Ciertamente para que exista la compasión, debe haber un paso previo. Es ese, la empatía. Por eso lo confundimos.
Te pongo un ejemplo: Si tu hija de 6 años se acerca a ti para que le escribas en un papel la carta de agradecimiento que desea entregarle a su profesora, tú intentas ayudarla. Aunque te parezca inoportuno o no tengas deseo de hacerlo. Tú, pondrás lo mejor de ti.
Lo haces por compasión. Porque al final, la chiquilla no sabe escribir, y tú en una acción que proviene del amor y no desde la lástima, vas a dedicar tu tiempo a cumplir los deseos de la pequeña.
¿Es la niña una víctima o tiene algo de malo que ella no sepa escribir? No. Es lo normal a su edad, y tú no la ayudas por lástima, la ayudas por amor.
Por esta razón, es injusto relegar la compasión a un espacio negativo, triste y sin luz.
¿Cómo es posible pasar de la empatía a la compasión?
Para integrarnos a las personas que amamos hace falta una relación social. Compenetrarnos es producto de conocer a los demás, de entender sus circunstancias, y su manera de pensar. Amamos cuando compartimos valores y creencias. Somos amigos y familia, cuando por una razón u otra, la vida nos ha sentado juntos para compartir el camino.
El amor, la amistad y la familiaridad se dan, porque vemos emociones y sentimientos.
Para pasar de la empatía a la compasión, basta con proponerte a ahondar. No en los hechos en sí, sino en las emociones que lo acompañan. Cuando los seres humanos mostramos interés, y nos proponemos ir más allá de lo que damos por hecho, ocurre la magia.
Llamo magia a ese momento donde nuestros juicios ya no son un obstáculo. Ya estamos dispuestos escuchar las demás versiones. Abrimos nuestra mente y eso permite que acciones como el aprendizaje, la ayuda, el soporte o la solución se hagan presentes.
En esta investigación demostramos que la curiosidad emocional es el camino a la compasión en diferentes episodios. Recuerdo con especial cariño la entrevista que le hice a Amelie Yan Gouiffes. Ella ha pasado 25 años viajando entre Asia, África, y América Latina, trabajando en áreas afectadas por guerras y desastres naturales; y cuando le pregunté; ¿cuál es la mejor manera de ayudar a una persona en situación de crisis?, su respuesta fue tan simple como contundente:
Nunca lo vas a saber, hasta que la curiosidad por entender el contexto, el entorno y las circunstancias te den la respuesta.
Si nos quedáramos en lo obvio, en lo superficial, en lo que todos hacemos, la respuesta inmediata a una pregunta así, es donar dinero. Creemos que el dinero es la solución a la mayoría de los males del mundo, y lo cierto es que para muchas de esas personas, el dinero no soluciona nada a largo plazo.
Eso sería imposible saberlo, si persona como Amelie, no hubiesen tenido la curiosidad y la compasión de acercarse, sin juzgar, a escuchar.
Hablar y hablar de emociones es donde está el principio de una cadena de soluciones para nuestras relaciones y para las comunidades y civilizaciones del mundo. La curiosidad tiene como resultado el cuestionamiento y la reflexión. Nos ayuda a traspasar la barrera de lo establecido, nos educa y por ende nos ofrece la oportunidad de actuar basándonos en conocimientos, en hechos demostrados y no a ideas que nos hicimos sustentando nuestras suposiciones y creencias.
La curiosidad es la única manera de transformar la empatía en compasión.